17 de abril, día internacional del malbec

Hoy esta cepa cautiva al mundo, con vinos muy frutales, minerales y frescos. A Chile se le supone arribada en la década de 1830, cuando las crónicas del naturalista Claudio Gay declaran haberla visto en los viñedos de Joaquín Tocornal y en la Quinta Normal. Gocemos una binacional degustación de ambos lados de la cordillera, viendo un buen partido con asado.

Por Rodrigo Pica (@rodrigopica1
Panelista de Caleta Abarca
Miembro del panel de cata de Mantegini Sommeliers www.culturasommelier.com.ar

La globalización hoy nos permite gozar vino del mundo, ya que se produce para grandes mercados y es eso lo que asegura sostenibilidad en el tiempo. En el año 2011, el malbec argentino fue el vino más vendido el mercado norteamericano, desplazando al shiraz australiano, y de paso fue el primer año en que allá se vendieron más botellas argentinas que chilenas.

El mundo está tomando malbec, para suerte nuestra el mejor del mundo está en Mendoza, a la vuelta de la esquina, y el nuestro va en una sostenida alza, con vinos deliciosos y de mucho carácter e identidad, por lo cual la virtuosa moda del malbec también nos alcanza. Una de las cosas que más gozo con los amigos argentinos es ver fútbol degustando malbec, y en Chile también podemos hacerlo.

El 17 de abril celebramos el día internacional del malbec, pues no todo en la vida de un tintero es cabernet sauvignon. Si usted es creyente, tendrá doble motivo para tomarse en serio el descorche de un mosto especial, ya que, por esas cosas de la vida, este año el día del malbec es jueves santo, el día de la última cena.

Originaria de Cahors, en el sur de Francia, conocida como Cot Rouge y relegada a un plano secundario tras la plaga de filoxera hace más de 100 años en Europa, a Chile se le supone arribada en la década de 1830, cuando las crónicas del naturalista Claudio Gay declaran haberla visto en los viñedos de Joaquín Tocornal y en la Quinta Normal. A la Argentina arribará en 1852, para radicarse principalmente en las comarcas cuyanas y dar lugar hoy a maravillas.

Hoy el malbec cautiva al mundo, con vinos muy frutales, minerales y frescos, desde lugares de origen como Luján de Cuyo, Agrelo y Valle de Uco (Tupungato, Gualtallarí, La Consulta y Tunuyán), todos en la provincia de Mendoza, así como también de Patagonia, San Juan y Salta, cada uno con su identidad y particularidades, en cientos de etiquetas, pero siempre ideales para maridar con carnes o pastas. La altura, la composición del suelo y las variaciones climáticas de cada zona determinarán una identidad particular, en esta cepa que logra vinos tan sabrosos y felizmente fáciles de entender.

Los de Uco son mis favoritos: intensa fruta roja fresca y notas florales en nariz, cuerpo medio aterciopelado: acidez justa y sabores concentrados, final redondo y amigable; así son los de Montevideo, Maula, Andeluna y Zorzal. Los de Luján, más concentrados, corpulentos, maduros e intensos, más cargados a la fruta negra y con un intenso final, provienen de majestuosos viñedos ubicados al pie de la cordillera, como Vistalba, Casarena y Kaiken, entre muchos otros.

Para celebrar el día del malbec podemos ir al Jumbo o a la Vinoteca y encontrar malbec argentinos por buen precio. Amo el Finca La Linda de Luigi Bosca y gozo también el patagónico Newen de Bodega del Fin del Mundo, cargado de sabores a frutos secos; si quiere delicias de Luján, Kaikén es la opción.

En Chile hay etiquetas de Colchagua, Cachapoal, Maule y Curicó, vinos carnívoros, que piden mechada o asado. Sin pretender abarcarlos todos –son muchos-, tenemos algunos muy buenos: desde el sencillo y bien logrado varietal de Valdivieso ($2.900) pasando por su intenso Single Vineyard maulino, a los imperdibles de Viu Manent, con un módico reserva a $3.900, un gran reserva muy bien logrado (7 mil aprox), otro muy elegante en la línea Secreto (9.000), además de su top Viu 1. Diferenciados en cada una de sus líneas, pero todos muy marcados por el valle de Colchagua, con textura amable, soberbia acidez y buenos taninos, marcados por buena fruta en nariz y boca.

Viña Apaltagua tiene un reserva equilibrado de cuerpo, terroso, concentrado y cargado de ciruela madura, gran exponente maulino de la cepa, muy bueno por solo 5 mil pesos. En gamas de precios superiores, soberbio es el Cot de Viña Perez Cruz, expresivo de Maipo Alto (12 mil aprox), elegante e intenso, para muchos el mejor de Chile; el secano de Marchigüe nos da también el Ecos de Rulo de Bisquertt, intenso, rústico y sabroso.

Finalmente, el Malbec chileno nos sorprende también con tintos de costa, frescos, intensos y frutales, como los imperdibles de las líneas Lomas del Valle y Loma Larga, del valle de Casablanca, muy bien logrados y aptos para maridajes poco comunes, como un buen salmón al horno, una merluza austral con tomates secos o pescado a la vizcaína.

¡A gozar el día del malbec se ha dicho! Idealmente, con una binacional degustación de ambos lados de la cordillera, viendo un buen partido con asado.

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