Leyes y reglamentos que ayudan… a ser mediocres

Queremos algo de calidad (rock, ska, punk, thrash, pop, música clásica, y un largo etcétera), que nos haga “mover la patita o la cabeza”, pero si es en alemán, sueco, español o croata, nos importa bien poco. Ahí está la “universalidad” del arte.

Por Francisco Uauy (@pancho_uauy)
Conductor de Rock & Gol

El 2007 el diputado UDI Enrique Estay presentó un proyecto para modificar la Ley 19.928, de Fomento de la Música Nacional, estableciendo la “obligación” de emitir un porcentaje mínimo de 20% de tiempo para la difusión de música chilena en nuestras radios.

La polémica “modificación” que intentan imponer en el Congreso, y que cuenta con el apoyo irrestricto de la Sociedad Chilena del Derecho de Autor (SCD), reflotó por estos días con mucha fuerza, pese a que dormía plácidamente en los cajones del Poder Legislativo.

Lo que para muchos puede ser una loable iniciativa, para otros no deja de ser sólo una prebenda que las bandas de calidad no necesitan y que los mediocres anhelan.

Al encender la radio, nos movemos por el dial buscando (cosa que cada día ocurre menos debido a la especificidad de los medios) la música que nos gusta. No nos importa, básicamente, de dónde viene. Queremos algo de calidad (rock, ska, punk, thrash, pop, música clásica, y un largo etcétera), que nos haga “mover la patita o la cabeza”, pero si es en alemán, sueco, español o croata, nos importa bien poco. Ahí está la “universalidad” del arte.

Eso, eventualmente, podría terminar. La SCD está apoyando una medida, a todas luces, populista y que fomenta la mediocridad: la obligación de las radioemisoras de programar un 20% de música chilena no tiene lógica alguna. Aunque la justifican diciendo que “los grandes consorcios musicales (a estas alturas no es descabellado preguntar cuáles) pagan por poner a sus artistas en las parrillas”. Ok, concedámosle eso. ¿Y si se aprueba la modificación a la Ley 19.928, quién nos asegura que los “grandes consorcios musicales chilenos” no pondrán dinero para que sus artistas suenen, por sobre otros connacionales?

Aún está fresco el recuerdo de cuando en nuestro querido torneo local a la ANFP se le ocurrió la inteligente disposición de obligar a los clubes a tener un juvenil en cancha. Medida absurda, arbitraria y populista, tal como la propuesta de la SCD. ¿Qué pasó con eso? Fácil, los técnicos alineaban al novel jugador y, tras pocos minutos en la cancha, lo sustituían por uno más experimentado.

Al final la medida fue mucho más perjudicial para los eventuales beneficiados: la vergüenza de jugar 20’ y salir simulando una cojera es, por lejos, más dañina que tener que esperar una oportunidad basada en el talento individual.

Lo mismo ocurre con la industria musical. Si eres bueno y talentoso o simplemente comercialmente atractivo (no son excluyentes) tendrás una oportunidad en la radio. Y será un premio, no una prebenda por haber nacido en este país.
Ya imagino a Kel sonando con “Me creo punky” o al inefable “Negro” Piñera con su cover de Edith Piaf. ¿De verdad creen que sólo por el hecho de ser chilenos merecen estar en la parrilla musical de nuestras radios?, ¿son creadores talentosos y llenos de cualidades artísticas por haber nacido en nuestro terruño?

¿Se podrá invocar la “Ley Zamudio” por semejante discriminación? Fácilmente los artistas extranjeros podrían decir que ese 20% de programación dedicada exclusivamente a los chilenos, les resta posibilidades de éxito.
¿Y si los mercados futboleros de Europa tuvieran una medida así? ¿Qué pasaría con nuestros futbolistas? ¿No saltarían los adalides de la justicia, que trabajan de sol a sol en nuestro Congreso, a enarbolar las banderas de la antidiscriminación?

Todas esas medidas paternalistas sólo fomentan la mediocridad y restringen la competencia que, al final, es la única que hace que los artistas progresen. Si la banda local es buena, sin duda alguna, sonará en las radios y llenará sus conciertos (el tema de las bandas tributo será tratado en otra ocasión). O acaso “La Ley”, “Los Tres”, “Lucybell” y tantos otros artistas necesitaron de ese 20% para imponerse.

Como ese jugador de corta edad que se ilusionó con la titularidad, muchas bandas creerán que son talentosas porque suenan en la radio. Pero, finalmente, será sólo un espejismo… leyes y reglamentos que se superponen a la calidad, sólo sirven para que destaquen los malos. Aunque sea por un momento.

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