El Sauvignon Blanc de clase mundial y al alcance de todo bolsillo

Desde hace unos quince años nuestros blancos de esta cepa vienen en alza y hoy son de clase mundial, pero con precios muy razonables.

Por Rodrigo Pica (@rodrigopica1)

Panelista de Caleta Abarca

En nuestra columna anterior nos deleitábamos con ostiones y maridando llegamos al Sauvignon Blanc, esa cautivante cepa blanca que da lugar a vinos secos, frescos y ácidos, ideales para el verano y ricos todo el año como aperitivo o de compañeros perfectos para pescados y mariscos. Es que hay pocos placeres veraniegos que igualen un Sauvignon Blanc de la última cosecha, bien conversado con los amigos, para analizar la gravedad de la situación y enfrentar los incordios laborales que depare la semana, o bien para gozar del emocionante fútbol veraniego. También es óptimo para compartir una tertulia en pareja, disfrutando mariscos, ceviche y… lo que venga de postre.

Desde hace unos 15 años nuestros blancos de esta cepa vienen en alza y hoy son de clase mundial, pero con precios muy razonables. Los valles de Leyda y Casablanca son sinónimos de calidad y dato seguro, aclarando que en otras regiones hay muchos de alta calidad también. Bueno, el sauignon blanc es ideal para el verano, tiene aromas y sabores cítricos, a maracuyá, notas herbales, con mucho pasto verde, se bebe frío -esa es la receta ineludible- y es muy refrescante.

Tras estos dos párrafos mis sentidos me inducen un ansioso deseo por un vino de este tipo, así que vamos al supermercado con datos del tipo “best value”, como dicen los gringos, en buen romance, bueno,  bonito y barato. De partida, busquemos año 2013, pues estos mostos se gozan mejor fresco y jóvenes; sí, tal cual, no compre vino viejo en esta cepa, estará rancio y muerto.

A precios alcanzables, hay dos maravillas sin igual por su valor: Leyda Reserva y Casas del Bosque Reserva (valle de Casablanca),  el primero en $4700 y el segundo en $5300. Ambos son, para muchos, los mejores Sauvignon Blanc reserva de Chile, y mientras valgan eso tenemos asegurado el disfrute de esta cepa por valores al alcance del ciudadano.

Ambos son grandes exponentes de la identidad de sus valles: los de Casablanca tienen un cuerpo de medio a respetable, frutas cítrica y tropical, pasto verde,  sabor y final intensos, con una acidez respetable y un final persistente, ideales con mariscos, pescados, comidas asiática y peruana, jamones crudos y fiambre enjundiosos como un arrollado huaso, con otra etiquetas muy ricas, y de sensato precio como Viña Mar y William Cole. En los de Leyda se siente la neblina y frío de la costa central, con un cuerpo menos pesado, notas de hierbas y menos fruta tropical, aromas y sabores vegetales, como espárrago y alcachofa, con final más amable, para disfrutar con ensaladas de hojas verdes y comida mediterránea; recomiendo también el Amaral de este valle, que es delicioso.

El valle de Elqui tiene unos vinos de esta cepa que son muy distintos, corpulentos como todo lo que venga de zonas semi desérticas, pedregosos, con un picor en boca muy marcado -otra de las características de la cepa-, con ají verde y lima fresca entre sus notas más características, que se acompañan muy bien con una acidez muy bien lograda, que llama a probarlos con un ceviche a la peruana que tenga buen rocoto. Yo pertenezco a la hinchada de estos Sauvgnon Blanc y en La Serena lo gozo con ostiones. Falernia Reserva es tal cual se describe su valle, a $ 4500 en supermercado, apto también para un rico jamón serrano con aceitunas y piña o tomates secos, como lo sugerimos en otra columna.

Otras zonas dan vinos muy bien logrados, con la identidad de la cepa pura y fresca, con rica fruta y buen frescor, sin excesos y fáciles de beber. En este estilo tenemos el varietal de Montgras, una maravilla por $2.900, el infaltable y siempre fiel Santa Ema Select Terroir de Isla de Maipo por $3.800 y el Aliwen de Undurraga por $3.400 (una mezcla de dos zonas en que esta cepa juega de local: Leyda y Curicó). Hay muchos más, pero estos son muy buenos datos. Ojalá alguna mujer guapa esté vitrinenando vino cerca nuestro, pues puede preguntarnos si la podemos aconsejar, pues hay galanterías de alto vuelo y asistir a una mujer comprando vino, preguntándole sus gustos y el maridaje del mosto.

Volviendo al vino, el Sauvignon Blanc permite gozar transformando cosas simples en manjares de dioses: tras elegir el vino, si no nos sobra el dinero, con poco podemos comprar aceitunas verdes, atún y choritos en conserva. Salgamos del super ¡¡y a gozar se ha dicho!!

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